Puedo sentir que me traspasan y más cuando las miro,
ahora pienso en veneno.
Veneno para los ratos y sombras, que pueden ser a través
del cristal tan parecidos,
Pero escojo un instante y sumerjo la cabeza, los pies y
los viernes que algún día llegaran,
Y es que en todo el trayecto el líquido asesino me sofoca
hasta quedar desnudo,
Y es la pupila suelta que llevo al trabajo la que duerme
en ese infinito suspiro,
Me he llenado de llagas y de asientos para arañarles mi
nombre,
He comido en gestos nulos a un acompañante anónimo que
hablaba por teléfono,
Y sin hablarme me ha tenido, y me pierdo en su anhelo que
baja
Cruzando