18 de septiembre de 2012

Sube

A veces miro en el espejo y son venas las que recorren colores, surcos,
Puedo sentir que me traspasan y más cuando las miro, ahora pienso en veneno.

Veneno para los ratos y sombras, que pueden ser a través del cristal tan parecidos,
Pero escojo un instante y sumerjo la cabeza, los pies y los viernes que algún día llegaran,
Y es que en todo el trayecto el líquido asesino me sofoca hasta quedar desnudo,
Y es la pupila suelta que llevo al trabajo la que duerme en ese infinito suspiro,
Me he llenado de llagas y de asientos para arañarles mi nombre,
He comido en gestos nulos a un acompañante anónimo que hablaba por teléfono,
Y sin hablarme me ha tenido, y me pierdo en su anhelo que baja
Cruzando