Que suene mientras sacudes las sabanas
Y la cama reclinada olvida tu cabeza
Crecer mirándose en el techo que descascara el rostro en
una grieta
Que la música traspase el piso y se sumerja en un estar profundo
De nuevo alguien pasa la escoba y vuelve al polvo
Despierta
Hay un auto en su puerta que suena y le llevan a algún
lugar
Invéntala en el camino de acomodarte los lentes y
frotarte los ojos
los pasajeros como tus dedos saben que
los pasajeros como tus dedos saben que
Y de pronto
Es el cantar.
Había tajado en su rostro una sonrisa con un cuchillo de
cocina
Mirándose al espejo y había convertido esa mueca en una
llaga hedionda y babeante
Abrió las manos y estaban llenas de dibujos
Había olvidado su estancia en el ejército, el bivirí escondido
en la camisa, lo hoyuelos en las mejillas veinte años después
Lo difuso de los insectos y el porqué de su captura
Seria por haber calculado las rentas con los dedos
Castigo divino por no toser en los silencios
O un crimen que ocurre cada vez en cuando al asomarse en
sus dientes ese pedazo de carne
Desnudada y musical.
Desnudada y musical.